jueves, 9 de julio de 2009

NOÉ

NOÉ


Noé no era.

No era carpintero Noé, ni marinero, ni administrador, mucho menos veterinario y no digamos ecólogo, zoólogo ni otros “ólogos”

Noé sí era.

Sí era agricultor Noé, sí era cultivador de uvas y fabricante de vinos.

Noé no era pervertido.

Noé sí era un hombre bueno y breteador.

Noé no era capaz de muchas cosas. Pero, cuando toca, toca.
Y a Noé le tocó ser y hacer.

Se hizo carpintero, constructor, marinero, administrador, veterinario.

¿Cómo fue que de no ser, llegó a ser?

¡Por la gracia de Dios!

Igual nosotros -sin saber cómo- hemos hecho y hacemos cosas que no imaginamos poder ser ni hacer.

¿Cómo conseguir la casa, el trabajo, la profesión, el matrimonio, el negocio?
¿Cómo salir del berenjenal en que nos metimos?

¡Por la gracia de Dios!

¿Tenía timón el arca de Noé? No. Noé navega con su familia a la deriva.

Noé no era, pero termina siendo y termina llegando porque se deja guiar por Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario