jueves, 9 de julio de 2009

GOLIAT

GOLIAT


¿Idiay Goliat, qué hace usted ahí tirado en el suelo?

¿Por qué está así con los brazos abiertos, la panza para arriba y todo despernancado?

¿Por qué de esa boca ya no salen blasfemias, ni insultos, ni hijueputazos?
No hace un minuto estaba usted madreando a diestra y siniestra.
¿Qué le pasó? ¡Diga algo!

¿Y esa coraza? ¿Y ese casco? ¿Y esa espada brillante, enorme y afilada?
¿No le sirvieron de nada?

Oiga, Goliat, ¿qué es esa piedra que veo aquí?
¿Y ese reguero de sangre en la frente?
¡Qué huevazo, Goliat!

¡Diga algo, mamulón!

Pobre Goliat, ya no respira…

Tanta hablada, tanto cacareo, tanto orgullo; y mírenlo.

Pobre Goliat.

Ahora que esta ahí con los ojos en blanco, hasta los chiquillos vendrán a burlarse y jugando cantarán:
“Hey Goliatcillo te patearon el culillo.”

Pobre Goliat.

Y pobres nosotros cuando imitamos a Goliat.

No hay comentarios:

Publicar un comentario