SANSÓN
A falta de ojos Sansón le pide a un muchacho que lo acerque a las dos columnas principales de un templo filisteo.
A Sansón le sobraba cabellera y siente de nuevo que la fuerza le revienta los brazos.
Sansón palpa ambas columnas y se desahoga a placer.
El templo se derrumba.
Muchos mueren. También Sansón.
Desde entonces su fama cruza los siglos y llega hasta hoy.
¡Sansón! ¿Un mito? ¿Una leyenda? ¿Un super macho?
¡Cuidado! Antes que nada un hombre común y corriente con fortalezas y debilidades.
Sansón el abstemio, el consagrado, el defensor de su pueblo
Sansón el vengativo, el pendenciero y sobre todo el mujeriego.
No le pregunten a Sansón si recuerda a una tal Dalila.
No le pregunten a Dalila si recuerda a un tal Sansón
Sin embargo, ambos, Sansón –y por supuesto Dalila- a su modo colaboran en los misteriosos planes de Dios.
Y es que el Señor tiene ojos que miran nuestra ceguera y necedad, pero también lo mucho que podemos aportar.
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